Cada perro es un mundo, esto hay que tenerlo súper presente (las recetas mejor las dejamos para cocinar), pero hay cosas aplicables a todos los casos que te ayudarán a llevarte bien con tu perro desde el primer día.
¡Te las cuento!
- Cubre sus necesidades, TODAS ellas
- Dile lo que hace bien
- Observa a tu perro y aprende sobre él
- Respeta sus tiempos y su espacio
- Explícale lo que esperas
Cubre sus necesidades
Por evidente que parezca, si no cubres las necesidades de tu perro va a ser mucho más difícil que os llevéis bien. Un repasito rápido por las las necesidades caninas ;):
- Necesidades físicas: van desde las más evidentes como comida, refugio, condiciones sanitarias adecuadas o ausencia de dolor hasta algunas en las que quizá pensamos menos pero son igualmente importantes como poder ejercitarse según sus necesidades particulares, vivir en un entorno con una temperatura adecuada, poder moverse libremente, tener la posibilidad de explorar su entorno (más allá de su casa) y disponer de lugares de descanso adecuados.
- Necesidades mentales: Los perros, como nosotros, necesitan actividades que estimulen su mente: resolver problemas, aprender cosas nuevas, tener experiencias diferentes… todo esto en su justa medida y teniendo en cuenta a tu perro enriquecerá su vida ¡y la tuya! 😉
- Necesidades emocionales: tener un buen vínculo afectivo con los seres de su grupo social (humanos y no humanos) es fundamental para la salud emocional de tu perro. Así como sentirse seguros y confiar. Para esto último son importantes la consistencia y las rutinas.
- Necesidades sociales: Muy ligadas con las necesidades emocionales los perros son seres sociales, necesitan tener un grupo al que pertenecer y relacionarse con otros.
Dile lo que hace bien
Esto es algo que puede aplicarse tanto a tu relación con tu perro como a tu relación contigo misma o con cualquier otro ser vivo.
El “sesgo de negatividad” está presente en los humanos y en otras especies animales. Este sesgo hace que percibamos lo negativo como más relevante, que tenga más impacto emocional y que su recuerdo perdure más en el tiempo que lo positivo. Tiene sentido, ya que prestar atención a las amenazas y peligros potenciales contribuye a la supervivencia.
Pero también hace que tendamos a señalar más lo que nuestro perro hace mal (según nuestro criterio) que lo que nos parece bien. Ser consciente de ello y decirle a nuestro perro (y a nosotras mismas) lo que hace bien mejorará la relación.
En su estudio sobre relaciones matrimoniales, los psicólogos John M. Gottman y Robert W. Levenson llegaron a la conclusión de que mantener una proporción de 5 interacciones positivas frente a 1 negativa podía ser una guía útil para para unas relaciones y un ambiente emocional equilibrado.
Vale, tú no estás casada con tu perro, pero un ambiente emocional equilibrado ¡nos hace falta a todos!
Observa a tu perro y aprende sobre él
Los perros nos observan mucho, entre otras cosas porque les viene muy bien para hacerse una imagen del contexto y de nuestras costumbres y rutinas.
La mejor manera de aprender sobre tu perro es observándole sin juicio. Entre humanos podemos preguntarnos qué nos gusta y qué no, cuáles son nuestras aficiones, etc… pero con los perros tenemos que tirar más de observación.
Para llegar a conclusiones más afinadas hace falta también tener un poco de “cultura perruna”, es decir, saber qué cosas son normales para los perros y cómo perciben el mundo.
Pero al final el perro con el que convives es un individuo único con sus propios gustos, intereses, miedos, emociones… Observa a tu perro y aprenderás muchísimo sobre él. Aquí te dejo una reflexión sobre observar a tu perro.
Respeta sus tiempos y su espacio
Cada individuo procesa su entorno, emociones y experiencias a un ritmo diferente. Respétalo.
Por otra parte, los perros, igual que nosotros, tienen una burbuja de espacio personal. Si traspasamos ese espacio de manera grosera el perro puede sentirse invadido, incómodo e incluso amenazado.
Viene a ser lo mismo que si un desconocido se acerca demasiado a tí en un ascensor o en el transporte público. Este espacio personal depende de la socialización del perro, el entorno, la circunstancia concreta, la relación con quien se acerca, el estado emocional, etc… No es lo mismo que se acerque tu pareja y te toque que si se acerca un desconocido.
Recuerda que si el perro acaba de llegar a casa, aún no habéis formado un vínculo, para él no eres aún familia e incluso si ya lleváis un tiempo conviviendo, hay ocasiones en las que no le apetecerá que te acerques o que le toques.
Explícale lo que esperas
Los perros no entienden lo que decimos así a priori. Ellos terminan relacionando sonidos con cosas. Por ejemplo la palabra “toma” con comida. Pero sin ese proceso previo de aprendizaje, de relacionar palabras con situaciones o cosas, no nos entienden.
A menudo olvidamos que esto es así y les hablamos a los perros esperando una reacción por su parte que no pueden darnos porque no saben qué queremos.
Esto es fuente de conflictos y frustración. Explícale a tu perro lo que esperas que haga. En este artículo te cuento por qué es tan importante tener un código común de comunicación.
Y si no sabes cómo llegar a eso: fórmate y déjate guiar por buenos profesionales, una buena comunicación entre vosotros es clave para que os entendáis y para una buena convivencia ¡y os merecéis disfrutar de vuestra vida juntos!
Puedes contactarme para una asesoría online conmigo aquí mismo 😉