Es lunes, está nublado y hace frío. Para un humano esto ya pueden ser motivos suficientes para que no apetezca mucho pasear. Sin embargo a Magnus que sea lunes y esté nublado le da absolutamente igual y para el frío lleva su abrigo. Pero hoy no estaba muy motivado para pasear, eso es raro en él y esto me ha hecho pensar en lo importante que es entender a tu perro.
Hemos empezado el paseo como de costumbre. Cierto que hoy estábamos en un lugar al que solemos ir de vez en cuando nada más, pero es un lugar que Magnus conoce y en el que habitualmente disfruta. Sin embargo, a los pocos metros de iniciar el paseo se ha parado a olfatear y de pronto no quería seguir.
Se ha parado en medio del camino y me miraba con una expresión de preocupación dejando claro que no quería seguir caminando por ahí. Al principio le he dicho “no pasa nada, pequeño” y he hecho gesto de seguir caminando, pero no… Así que me he salido de mi película humana de “vamos a pasar por aquí hoy que mola” y me he enfocado en observar a Magnus.
Cosas que he observado:
- Que yo diga “No pasa nada, pequeño” a él no le aporta nada porque no entiende esta frase y porque para él claramente algo pasaba. No hay que olvidar que él puede percibir cosas que a mí se me escapan totalmente: sonidos que están fuera del rango de audición humano, olores que un humano jamás distinguiría…
- Tenía las orejas tensas, miraba con las cejas algo elevadas hacia el camino y luego me miraba a mi.
- Tenía la cabeza alta en modo “suricato” y el cuerpo cuadrado y algo rígido.
- No avanzaba ante mis amagos de continuar caminando. Cuando digo “amagos de continuar…” me refiero a que he avanzado un par de pasos sin tensar la correa y luego he movido ligeramente la correa para animarle a caminar. Todo esto sin generar tensión ni obligar a caminar, por supuesto.
- Estaba plantado en el camino sin moverse, no ha hecho intención tampoco de ir en dirección contraria.
Ay, qué importante es pararse a observar para entender al perro que te acompaña.
¿Qué hacer si el perro no quiere caminar?
- Lo más obvio en este caso es no ir en la dirección en la que él no quiere ir. Los humanos a veces tendemos a olvidar que el paseo es SU paseo. No el paseo que quiero dar porque me gusta esa zona o porque me viene bien para después ir a comprar al supermercado (que era mi caso hoy). No, es SU paseo y si no quiere avanzar o algo le preocupa lo menos que podemos hacer es preguntarnos por qué.
- Otra cosa que se puede hacer es evaluar el grado de preocupación ofreciéndole comida. En general, si un perro (para personas también vale) está teniendo un alto grado de emoción negativa no tendrá ningún interés en coger comida. Por poner un ejemplo humano, si estoy súper preocupada porque estoy viendo un tigre al final del camino y me ofreces un quico, lo más probable es que te diga que no es el momento de picar algo. Magnus sí ha aceptado la bolita de pienso así que estaba preocupado y no quería avanzar por ahí pero tampoco estaba aterrado.
- Me he puesto a su altura para que viera que tenía mi apoyo y que si quería contacto físico ahí estaba. Se ha acercado un poco pero no muy entusiasmado (que es lo habitual).
- Le he dado tiempo en silencio, respetando su ritmo y he esperado a ver si se decidía a caminar en alguna dirección. Como no lo ha hecho, me he dado la vuelta y he empezado a caminar en dirección contraria. Y ahí ya sí se ha lanzado a caminar.
- Hemos dado un rodeo y hemos terminado llegando al mismo camino pero un poco más abajo, ha vuelto a pararse a oler unas hierbas y cuando ha terminado ha continuado caminando. Así que tranquilamente hemos retomado nuestra ruta original. Si hubiera vuelto a bloquearse habría desistido de seguir por ahí porque ¿qué sentido tiene empeñarse en ir por un sitio por el que el ser con el que vas no quiere ir?
Aún así le ha costado un ratito volver a relajarse del todo y recomenzar su exploración olfativa del entorno. Y hemos evitado la interacción con un par de perros que hemos visto en el paseo porque él no tenía interés alguno en socializar hoy.
¿Y por qué te cuento esto?
Porque me ha parecido un ejemplo muy bueno para ilustrar lo importante que es conocer a tu perro y detectar cuándo no está agusto, tener en cuenta la comunicación del perro que te acompaña, el respeto por sus sensaciones y emociones y estar ahí para darle apoyo. Be water con tu perro my friend. Que a veces los humanos nos hacemos un plan en la cabeza y no atendemos a las razones perrunas…