Allá por abril de 2018 comencé mi formación como educadora canina, desde entonces me ha pasado muchas veces esto de estar en lo que yo llamo el “estado Lina Morgan”: agradecida y emocionada 🙂 y en aquel momento lo tenía a tope de power.
Imagínate… ¡iba a resolver todas mis preguntas sobre perros! Esta idea de que hay respuestas y soluciones instantáneas para todo problema perruno viene dada en parte por nuestro entorno cultural, en el que a menudo se ve al perro como un ente programable y también por los famosos programas de televisión sobre solución de problemas caninos.
Y así es como llegué a aquella primera clase… deseando que me contaran los trucos para solucionar los problemas de los perros.
La respuesta la mayoría de las veces es “depende”.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando el profesor dijo que cuando alguien le pregunta así de pasada qué puede hacer para que su perro deje de… o haga x… respondía casi siempre “depende”.
“Pero.. ¡cómo que depende! ¿Tú no eres un profesional con años de experiencia en el sector canino? ¡Qué me estás contando!¡Si el tipo ese de la tele tiene clarísimo siempre lo que hay que hacer!” Pensé yo… No te voy a engañar, me costó asimilar que esto era así y además tenía todo el sentido.
¿Qué hago para que mi perro deje de tirar de la correa? Depende… de si tira simplemente porque así llega antes a donde quiere ir o de si tira porque está desbordado emocionalmente o sí tira porque…
¿Cómo le enseño a mi perro a sentarse? Depende… de si la comida es un motivador suficiente para él o lo es el juego, de la edad de tu perro y su morfología, de…
En resumen, lamento decirte que los perros NO son entes programables que responden a instrucciones mágicas o a un código secreto. Los perros son seres sintientes y pensantes (el hecho de que su pensamiento sea diferente al nuestro no quiere decir que no exista) y el mismo comportamiento se puede dar por diferentes razones dependiendo del perro en cuestión, del entorno, de su estado emocional, de su estado físico, de sus objetivos mentales, de las relaciones sociales que estén presentes en ese momento…
La buena noticia es que podemos (y lo hemos hecho durante milenios) crear un vínculo y un sistema de comunicación con los perros teniendo en cuenta sus necesidades y respetando las particularidades de cada perro en concreto. No es tan sencillo como tener un manual de instrucciones que te diga qué botón tocar en cada momento, pero, desde mi punto de vista, es mucho más interesante y enriquecedor 🙂.
“¿Por qué?” es lo que debería seguir a nuestro “depende”.
Además de ser “dependentistas”, también es interesante ser como una niña que pregunta “¿por qué?” constantemente. De hecho, diría que es más que interesante seguir el modelo de las 5 preguntas que debe responder toda noticia (por si creías que estudiar Periodismo no tenía aplicación en el mundo perruno 😛): Quién, qué, cuándo, dónde, por qué.
En este caso el quién lo tenemos claro afortunadamente 🙂. Pero para llegar a una conclusión sobre cómo enseñar algo a un perro o modificar una conducta perruna no está de más hacerse todas estas preguntas. El por qué de los perros es la más difícil de responder porque no podemos hacérsela directamente y es necesario recabar datos objetivos y hacerse preguntas.
Y por todo esto es por lo que me parece FUNDAMENTAL recurrir a un profesional de la educación canina y también formarse mínimamente sobre perros. Yo estoy aquí, si me necesitas, silba 😁